Aunque las formas son simples, la importancia de los colores, incluido el blanco, son la firma personal en cada obra de la artista. Siempre experimentando con diferentes materiales, como medio de expresión, y a través de su arte “liberar emociones, energías estancadas, o sentimientos de todo tipo”. Ha vivido todo tipo de experiencias personales que se ven reflejadas en su pintura, aprendiendo a aceptar y entender.
Sagrario usa la pintura como una vía de sanación, no sólo en lienzo, si no utilizando todo tipo de soportes y materiales (vidrio, tela, lana, seda, etc). A lo largo de su vida, expresarse a través de los colores le ha ayudado a gestionar emociones y plasmarlas en algo físico, una cura para el alma. El blanco la ha acompañado desde el principio y nunca ha dejado de estar presente en su obra, como una luz purificadora. La pintura es una forma de conversación, como las palabras, “haciendo consciente lo inconsciente a través de la materia”.
“Desde mi infancia la pintura ha estado presente en mi vida. En 1984 tuve la suerte de encontrarme con mi primer profesor de pintura, Buldaín, que me enseñó a crear desde mí misma. Todo lo que vino detrás estuvo impregnado de ese espíritu.
Pasos significativos de aprendizaje en mi trayectoria pictórica han sido la Escuela de Artes y Oficios de Pamplona, Facultad de Bellas Artes de la Politécnica de Valencia. A ellas se añaden multitud de cursos especializados en técnicas como grabado, cerámica, pintura china, callogragh, nuno, shibori, arte textil, tintado floral, entre otras. Todas las enseñanzas recibidas me han abierto posibilidades creativas para expresar con diferentes materiales y técnicas, combinando seda, lana, papel japonés, textiles, flores, tintes naturales, hierro, con un sentido claro y profundo de exploración de mí misma.
Os invito a entrar dentro, a sentir”.