Lo que viene a la mente

La pintura de Oliver Schneider está llena de colores vibrantes y transparencias, mientras explora los fluidos y la energía de cada gesto con el pincel. Sus cuadros son abstractos, pero a menudo hay en ellos una sensación de espacio y de profundidad. Las formas circulares crean esa profundidad y ayudan a hacer una lectura de la pintura en conjunto. El papel y una técnica mixta suelen ser sus bases, a veces con unos pocos trazos, otras superponiendo formas y colores, creando todo tipo de “paisajes” que bajo cada ojo revelan algo diferente. Sus cuadros expresan las emociones que surgen y atraviesan la mente de una manera intuitiva y espontánea.

Oliver Schneider es un pintor suizo afincado en Andalucía. En sus exposiciones encontramos constantemente la poesía de su búsqueda del frágil equilibrio entre la fuerza y la intensidad del gesto y la fineza de lo inacabado, ese espacio necesario que permite proyectar nuestra propia sensibilidad. Su universo se afirma: la mirada se afina, el gesto se libera, las técnicas se enriquecen… la aventura continúa.

“Cada gesto lleva su propia energía, la huella que deja detrás de él es la prueba.
A veces poderoso, a veces frágil, a veces lleno de gracia, poco a poco cobra vida el cuadro.
Al pintor le corresponde acompañarlo en su destino, concederle una parte de inacabado, la misma que todavía deja espacio a la fantasía de cada uno.
Un camino apasionante que se puede hacer mil veces sin dejar de asombrarse
por la magia de su trayectoria. El cuadro puede explicarse, arraigarse en un enfoque,
conceptualizarse… pero lo esencial no está ahí.
Respirar, mirar, sentir el eco que resuena en sí mismo… ahí está… nuestro universo
se acaba de ofrecer una nueva ventana”